quarta-feira, 3 de agosto de 2011

No conseguir despertar la inconsciencia — seguir el río


Miguel Rivera Bagur

Estou imensamente agradecido à Maria Alonso Seisdedos do blog http://opoemaquehojepartilhariacomvoces.blogspot.com/2011/08/nao-conseguir-acordar-inconsciencia.html que traduziu este poema meu aqui



la poca luz anterior de un final de tarde
donde habían rodado rostros vagos de ciudad
trayectos de pasos sucesivos al lado de las carreteras
en las aceras, en las paradas, sin misterio
cronometrados.

el quiosco —el paquete de tabaco, el periódico
el café ocasional —las voces dispersas en argollas
la comida china —alas de pájaro y dificultades
el banco —velos de números y sonrisas de contabilidad
la reunión flemática —garzas altas y nudos de corbatas
el trabajo —hojas A4 y conversaciones cerradas
el supermercado —yogures, chocolate y congelados.


la poca luz interior de un final de tarde en el hall,
en la entrada. la correspondencia espera.
nada de sobres cuadrados, postales,
letras sin ordenadores, caligrafías de pluma
oros raros, ¿hace cuánto tiempo que no escribes una carta?


sin vacilar ha olvidado la ropa en cualquier lado
en el soporte de la bañera, en la esfera del toallero
en la silla más pequeña, en el respaldo del sofá
donde agua, una gota de agua se desliza y pierde densidad.


sin más que la parte de abajo, se ha acostado rendido
de ojos rasgados y húmedos como Rubens, un día
en Madrid, en el museo del Prado, un lienzo al óleo
un cuadro, donde las pieles claras, los peinados
ya no se acuerda bien, es igual, ya no sabe.


se ha acostado pronto sin cumplir horarios
muy cerca de aquel otro cuerpo acostado;
un campo de cereal en el Alentejo lejos
donde el baile libre de aves en el cielo
donde los nidos de cigüeña, las espigas
agudas y risueñas.


no ha conseguido despertar la inconsciencia.
con los ojos abiertos como un mochuelo, pero sentado,
ha pensado en los jardines escondidos del Palacio.


la mano como un navío ha bajado desde la rodilla
al ángulo del ilíaco, ha pasado el diafragma
hasta el oriente opuesto y diagonal de un hombro.
ha repetido el gesto como quien completa una oración
las manos, las costillas flotantes, pasando
al opuesto hombro, diafragma, corazón.
los brazos que se cruzan y los sonidos de la radio
a la hora de las notícias. es igual. es igual.


oscura la luz del cuarto y las dos almohadas
dunas blancas de algodón, anatómicas en bancal.
los labios entreabiertos, entrada sibilante
de una isla sin continentes, un lugar de silencios;
¿por qué no has escrito?
el alma sin alas, en arco, en caída.


nada más y ahora la música cardíaca —
como la piedra grande expandiendo los círculos,
la música – un vals largo e lejano
en las orillas nocturnas del Danúbio.


de madrugada el astro ha enviado los raios, miríadas,
y los párpados ya aturdidos han arrimado los remos
y han seguido el río —